Hace siete meses llegue a Australia, a la ciudad de Brisbane, para estudiar una maestría en Estudios Internacionales, Paz y Resolución de Conflictos en la Universidad de Queensland. Cada día se presenta como una aventura diferente que me permite confirmar que elegir este país ha sido la decisión correcta. Haber estudiado previamente en US y en Europa, me da la ventaja de analizar comparativamente los beneficios de estudiar en Australia. En primer lugar el costo es significativamente menor, el dólar australiano tiene un valor muy por debajo del euro o del dólar Americano. La Universidad de Queensland tiene un gran prestigio académico que se caracteriza por el “pensamiento crítico” y el alto nivel de inves-tigación de todas sus Facultades. Las bibliotecas son extensísimas y hay una intensa actividad cultural y académica. Políticos y pensadores de reconocimiento mundial visitan el campus a diario, y alternan su estancia entre seminarios y con-ferencias. Aquí todo es accesible, el campus además de tener instalaciones “World Class” esta pensado de forma tal de hacerle a los estudiantes la vida mucho mas fácil. El espíritu de la Universidad refleja en si el estilo de la ciudad: informal y muy amigable. Es también oportuno destacar la seguridad. La bicicleta y el ferry son mis medios de transporte, no solo para ir a la Universidad sino para reuniones, fiestas, y salidas con amigos. Para los fanáticos del deporte, este es el lugar soñado. Aquí el deporte es religión. Y como si esto fuera poco, el clima es inmejorable. La ciudad de Brisbane tiene el invierno más delicioso que se pueda imaginar, eso si, los amantes de la lluvia, olvídenlo, aquí hay sol casi los 365 días del año. Durante el verano la temperatura puede ascender caprichosamente, por lo que el remedio se encuentra a solo una hora en tren: al norte laSunshine Coast y al sur la Gold Coast, templos del surf, scuba diving y del snorkeling. Para aquellos que tengan la oportunidad de estudiar en el exterior mi recomendación es Australia, simplemente porque se trata de una experiencia que vale la pena ser vivida.

María Fernanda Salina en Brisbane